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Medio ambiente

El Atlas de la Amazonía Brasileña desconstruye estereotipos

Fue lanzado por la Fundación Heinrich Böll en Brasil
Ana Cristina Campos – Reportera de Agência Brasil
Publicado en 11/05/2025 - 09:00
Río de Janeiro
Manaus, AM 06/07/2024 Cenas da Amazônia. Por do sol no Rio Negro  Foto: Fabio Rodrigues-Pozzebom
© Agência Brasil

El Atlas de la Amazonía Brasileña, lanzado esta semana por la Fundación Heinrich Böll en Brasil, busca desconstruir los estereotipos de la región con un contenido que contribuye a un cambio urgente de perspectiva, para que la gente del país y del mundo pueda conocer nuevamente la Amazonía, esta vez desde la perspectiva de los diversos habitantes de la región.

Se trata de una publicación inédita, con 32 artículos que abordan los desafíos, los saberes y las potencialidades del mayor bosque tropical del planeta.

La iniciativa busca ampliar el debate sobre justicia climática y territorial en un año marcado por la realización de la COP30 en la Amazonía brasileña. Entre los 58 autores y autoras, hay 19 indígenas, cinco quilombolas y dos ribereños.

Para el coordinador del área de Justicia Socioambiental de la Fundación Heinrich Böll en Brasil y coorganizador del atlas, Marcelo Montenegro, existe una visión de que la Amazonía es solo selva, pero hay una riqueza singular en la región que muchas veces queda invisibilizada.

“Poco se sabe que el 75% de la población de la Amazonía es urbana. Hay pueblos y comunidades que desde hace mucho tiempo trabajan en relación con la naturaleza, con formas de protección y preservación ambiental, construyendo un buen vivir cada vez más sostenible. Es necesario dar protagonismo a quienes están en los territorios en estos debates.”

Según la Fundación, entre 2019 y 2022, la Amazonía registró récords de deforestación (principalmente para abrir pastos para la ganadería); la minería ilegal en áreas protegidas (principalmente en tierras indígenas de la región amazónica) creció un 90%; y ciudadanos alentados por el avance de la extrema derecha se armaron: entre 2018 y 2022, el número de personas con registro de armas en la Amazonía Occidental aumentó un 1.020%.

Al mismo tiempo, en 2022 la Amazonía concentró más de una quinta parte de los asesinatos de defensores del medio ambiente en todo el mundo: fueron 39 activistas asesinados en la región ese año.

Brasília (DF), 30/04/2025 - Capa do livro
Atlas de la Amazonía Brasileña, lanzado por la Fundación Heinrich Böll en Brasil - Fundação Heinrich Böll

Crisis

En 2023, el mundo fue testigo de la crisis humanitaria vivida por el pueblo indígena Yanomami, cuyo territorio fue invadido en años anteriores por la actividad minera ilegal.

Ese mismo año, la Amazonía fue azotada por una intensa crisis climática, con sequías extremas y ríos alcanzando los niveles más bajos jamás registrados, lo que, además de la muerte de animales, afectó su extensa infraestructura fluvial, provocando escasez de agua potable y alimentos, además de dificultar el a servicios públicos.

Los daños no fueron completamente superados y otra sequía afectó a la región en 2024. Ese mismo año, el bioma amazónico concentró el mayor número de focos de incendio de los últimos 17 años, y el impacto del humo en la calidad del aire perjudicó la salud de miles de personas —siendo transportado por la atmósfera a otros estados de las regiones Centro-Oeste, Sudeste y Sur de Brasil.

Otros biomas que componen la Amazonía Legal, como el Pantanal y el Cerrado, también alcanzaron récords de incendios.

Así, según la fundación, los últimos años parecen haber dibujado un futuro sombrío para la Amazonía y su población, ya sea por los impactos del colapso climático en la región, o por las disputas políticas que dictan no solo el ritmo de intensificación de los crímenes ambientales (cada vez más organizados por facciones del narcotráfico en los territorios), sino también los intereses económicos que orientan grandes proyectos para la región.

“En contrapartida, la Amazonía es territorio de una efervescente movilización de movimientos sociales, colectivos y organizaciones socioambientales que se han convertido en la línea de frente de las discusiones tanto sobre la gestión territorial regional como sobre la agenda climática global”, dice la fundación.

“Esa movilización implica la valorización de los modelos de pensamiento de los pueblos y comunidades, que construyen relaciones con el territorio y sus seres muy distintas de aquellas que guían a los sectores responsables del inminente colapso climático.”

Polícia Federal na divisa do Pará com o Amazonas
Según los autores, la relación entre el narcotráfico y los crímenes ambientales se da a través de actividades ilegales como la explotación ilegal de madera, el contrabando de minerales (manganeso y casiterita) y la apropiación ilegal de tierras - Brazilian Army

Crimen organizado

En el artículo Crimen Organizado, los autores Aiala Colares Couto (profesor e investigador en el área de geografía de la Universidad del Estado de Pará) y Regine Schönenberg (Fundación Heinrich Böll) trazan las dinámicas de las facciones criminales en la región amazónica.

De acuerdo con ellos, importantes rutas del narcotráfico pasan por la Amazonía brasileña y controlar esas rutas y los mercados locales se ha convertido en el objetivo de las facciones. Con la profesionalización del narcotráfico y su relación con los crímenes ambientales, la región vive un proceso de interiorización de la violencia.

“Estudios señalan que, desde la década de 1980, la cuenca amazónica es utilizada por el crimen organizado. En aquella época, como un importante corredor para el tránsito de cocaína que entraba por las fronteras de Brasil con los países andinos, principalmente Bolivia, Colombia y Perú, que hasta hoy se destacan como los mayores productores de cocaína del mundo”, dicen los autores.

De acuerdo con Aiala y Regine, facciones criminales que antes actuaban en la Región Sudeste pasaron a tener más presencia en la Amazonía, tales como el Primer Comando de la Capital, de São Paulo, y el Comando Rojo, de Río de Janeiro.

Además, facciones regionales comenzaron a organizarse en la región, estableciendo relaciones de poder y control de los territorios, como es el caso de la Familia del Norte de Amazonas y el Comando Clase A de Pará, formando alianzas y enfrentamientos con grupos faccionales no regionales, lo que contribuyó significativamente a los conflictos violentos en la Amazonía.

Según los autores, la relación entre el narcotráfico y los crímenes ambientales se da a través de actividades ilegales como la explotación ilegal de madera, el contrabando de minerales (manganeso y casiterita) y la apropiación ilegal de tierras.

Estas actividades han sido financiadas por el crimen organizado en los últimos años, principalmente como estrategia de lavado de dinero.

“Respecto a la amenaza a los territorios indígenas, se destaca la expansión de la minería ilegal de oro y la invasión de estos territorios por integrantes de facciones criminales, que captan a jóvenes indígenas y alteran la vida cotidiana de las comunidades", afirman los investigadores, quienes alertan sobre el alcance de este impacto.

"También se enfatiza la proximidad a estos pueblos generada por los diversos medios de transporte de drogas, ya sea por carreteras cercanas o interconectadas con las Tierras Indígenas, por los ríos que se conectan a ellas, o por el uso de aeronaves que aterrizan en pistas clandestinas construidas ilegalmente en áreas protegidas.”

Nacido en el quilombo de Menino Jesus de Pitimandeua, en el municipio de Inhangapi, en Pará, el investigador Aiala afirma que hay una dificultad por parte del Estado en cuanto a la agilidad del proceso de intervención en el combate al crimen organizado.

“El crimen organizado no pasa por procesos burocráticos para actuar. La agilidad del crimen organizado en sus múltiples conexiones acaba sobreponiéndose a las acciones gubernamentales que dependen de recursos financieros y de la desburocratización por parte del gobierno.”

La Fundación

La Fundación Heinrich Böll es una organización política alemana presente en más de 42 países. Promover diálogos por la democracia y garantizar los derechos humanos; actuar en defensa de la justicia socioambiental; defender los derechos de las mujeres y posicionarse como antirracista son valores que impulsan las ideas y acciones de la fundación.

En Brasil, la Fundación apoya proyectos de diversas organizaciones de la sociedad civil, organiza debates y produce publicaciones gratuitas. En el ámbito de la justicia socioambiental, busca fortalecer el debate público que alíe la defensa del medio ambiente con la garantía de los derechos de los pueblos del campo y del bosque, desde hace 25 años.