Industria de la cachaça crece en Brasil, pero aún enfrenta perjuicios

El agricultor Cid Faria, de 61 años, originario del estado de Minas Gerais, había incursionado previamente en la ganadería y la piscicultura. Se mudó a Brasilia a inicios de la década de 2000 y encontró su verdadera vocación empresarial al descubrir cómo aprovechar una antigua pasión gastronómica: la cachaça.
Hace ocho años, transformó un cobertizo en Fercal, una zona periférica del Distrito Federal de Brasil, en una planta de producción de aguardiente y cultivo de caña de azúcar. Junto a su esposa e hijos, estableció una microempresa familiar que promueve la cachaça prata, un aguardiente artesanal que se mantiene blanco al no ser envejecido en madera. El sabor resultó ser un éxito. Para 2024, la producción aumentó de 1.000 a 10.000 litros al año, además de obtener 10 premios nacionales.
Faria es uno de los microempresarios que han prosperado en este sector en expansión, a pesar del estigma asociado al producto.
Un estudio titulado “Anuario de la Cachaça”, publicado el miércoles (28), indica que solo el año pasado se registraron 1.225 nuevas cachaças.
Crecimiento
Según el anuario, el volumen de producción de cachaça reportado en 2024 alcanzó los 292,459 millones de litros a nivel nacional, un incremento del 29,58% respecto a 2023.
Los datos incluyen 7.223 productos, lo que representa un aumento del 20,4% en comparación con el total de productos registrados en 2023.
El informe, elaborado por el Ministerio de Agricultura en colaboración con entidades como el Instituto Brasileño de la Cachaça (Ibrac), también reveló un aumento en el número de establecimientos registrados en todas las regiones de Brasil.
Minas Gerais es el estado con más registros, con 501 establecimientos, seguido por São Paulo (179), Espírito Santo (81) y Santa Catarina (73). Ceará muestra el mayor crecimiento, pasando de 34 en 2023 a 47 en 2024, un aumento del 38,2%.
Empleo y demanda
Durante la presentación del anuario, representantes del sector destacaron que, aunque la cachaça es una bebida tradicional de Brasil, aún enfrenta prejuicios de los consumidores y carece de un respaldo gubernamental adecuado. "Este sector genera más de 600.000 empleos, tanto directos como indirectos, y los productores están distribuidos de norte a sur del país", afirmó Carlos Lima, presidente del Ibrac.
Se trata de micro y pequeñas empresas que, según los productores, desempeñan un papel esencial en el sustento de la población rural. "El sector enfrenta una alta presión fiscal. Todas las bebidas alcohólicas deberían recibir el mismo trato", añadió.
Carlos Lima también expresa su preocupación por el hecho de que las bebidas espirituosas estén sujetas a regulaciones publicitarias más estrictas que las de menor graduación, como la cerveza. "Estas bebidas se producen en zonas rurales utilizando materia prima completamente brasileña: la caña de azúcar".


